Se aproxima una pesadilla

Tenía 19 años, una hijita sana y hermosa y un esposo enfermizo, por lo menos dos veces al mes se enfermaba de la garganta ,con fiebre de 40 , malhumor y yo me tenía que quedar encerrada cuidándolo, en realidad el quería que lo vele en silencio, mi risa le molestaba porque era inconcebible (para él) que yo estuviera de buen humor cuando él estaba al borde de la muerte, la verdad ya me había acostumbrado a estos frecuentes episodios, hasta que un día decidió operarse, bestial una operación sencilla y san seacabó, no sabía lo que se me avecinaba.
Se internó en una clínica ,en realidad fuimos varios los que nos internamos, porque me tuve que quedar a cuidarlo y mi suegra que era una mujer buenísima pero nerviosísima también quiso quedarse.
Salió de la operación completamente lúcido y con cara de pocos amigos, le pusieron suero por orden médica, pero él ,estudiante de ingeniería con nulos conocimientos de medicina, decidió que no lo necesitaba y se lo quitó, se lo volvieron a poner, se lo volvió a quitar, el cuarto se convirtió en una batalla campal , de un lado él y del otro una legión de enfermeras con jefa incluída tratando de ponerle el suero, ganaron ellas porque lo amarraron , pegaron sus brazos con metros de esparadrapo ah y todo esto con unas tablillas que lo inmovilizaban.
Desde ese momento pasó a ser el enfermo más antipático de toda la clínica, no quiso eliminar la sangre porque según él le daba asco, acumuló tanto que cuando la eliminó era tal la cantidad que parecía que había habido una matanza, mi suegra se desmayaba y yo ya iba perdiendo la paciencia, entre atender esposo ,suegra y mi mamá que llegó en ese momento y que también es un atado de nervios, pero tenía que aguantar total yo era la sufrida esposa.
Toda la noche fregó para que le quitemos el suero, yo opté por no hacerle caso y me dormí, pero mi suegra me despertaba cada 5 minutos para que vigile la manguerita esa por donde pasa el líquido, ninguno de los tres durmió esa noche.
En la mañana tuvimos un rato de descanso porque se quedó dormido, entonces nos escapamos a la cafetería a tomar desayuno, cuando regresamos ya no estaba en el cuarto ¿qué pasó? ¿lo botaron? ¿lo mataron en un acto de venganza enfermeril? como locas buscándolo por toda la clínica, lo encontramos en una de las oficinas administrativas dándose de alta él mismo, llegó su médico tratante, mi suegro ,que también era médico, a convencerlo para que se quede, pero no hubo fuerza humana capaz de retenerlo, se fué igual despotricando contra la" clínica adefesiera", era una de las mejores clínicas de Lima," la ineficacia de médicos y enfermeras", yo sabía que no era así pero le seguía la corriente para no echar más leña al fuego.En el fondo pensaba que era mejor así porque en la casa iba a estar mejor ¡ilusa yo!.
LLegamos , se acostó y le dí una campanita para que me llamara cuando me necesitara y un cuaderno para poder comunicarnos, me volvió loca , la bendita campana sonaba todo el día , el cuaderno lo llenó en horas, le habían recetado dieta blanda pero él quería comer escabeche, cebiche, lógicamente no se lo daba pero me torturaba con sus pedidos ¿Quién dijo que los chinos eran los reyes de la tortura? No, no y no, se equivocó. El rey absoluto y vitalicio es mi esposo cuando se enferma.
Felizmente no hay mal que dure cien años, ni Patricia que lo resista y en una semana todo volvió a la normalidad, y lo único bueno de esa operación fue que no se volvió a enfermar en años, pero hasta ahora la recuerdo como una pesadilla. Pero ¿ porqué les cuento esto? Resulta que a mi hijo lo operan de las amígdalas el martes, y es igual de engreído que el padre , ya estoy asustada desde ahora, espero que la historia no se repita.
Si sobrevivo al martes me volveré Santa Patricia y ya les contaré .